San Jorge, no mate a mi Dragón!

Ana Maria Pacheco

 

Aléjate de mi héroe del pasado!
Tu espada ya no me hace falta y tu caballo blanco no es más que cobardía.
Que te hace pensar que podrías matar al inmortal?
De donde has sacado esta ingenua ilusión?

De mi monstruo cuido yo!
Con mi sensibilidad y mi varita mágica.
Con mi comprensión natural y el dominio sutil acerca de su verdadera naturaleza.

No lo quiero muerto, sino bajo mi comando.
No lo veo una amenaça, sino un desafio.
Nunca me ha parecido feo, pero fascinante.
Y si tengo miedo… es por su magnitud!

Caballero medieval, que bueno hayas tardado tanto…
Ahora te quedes en el pasado, entre las páginas de tu leyenda dorada.
Vuelva a la concha de tu madre terrible que no sabes confrontar.
Y a mí me dejes…

Busque a tu doncella incompleta
Hija de tu mundo equivocado.

Aquí me quedo con mi amigo fantástico,
Mi amado basilisco de fuego.
El guardián de mi más precioso secreto.
Este tesoro no te pertenece, hombre sin valor.

El verdadero héroe no viene a matarlo con una espada.
Ni a sangrarlo con una cruz.

El viene sin armas, con alma y corazón.
Y con sus ojos de serpiente, domarlo en la oscuridad.

Viene a guiarlo con su mirada y cabalgar su lomo
En nuestro cielo de estrellas
Hacia nuestro destino izquierdo
Donde Eros no llore y donde el miedo se disuelva
Delante del tesoro acumulado, ahora conquistado.

 

Adiós Jorge... Nunca he sido tu princesa y tu Eón llega al final.
 

"Sólo quien no excluya nada de su existencia, ni lo que sea enigmático y misterioso, logrará sentir hondamente sus relaciones con otro ser como algo vivo, y sólo él estará en condiciones de apurar por sí mismo su propia vida."
 

Rainer Maria Rilke